RT.3.1.3 Cambios en el ciclo hídrico: vapor de agua, nubes, precipitaciones y tormentas tropicales
La humedad específica superficial aumentó generalmente a partir de 1976 en estrecha relación con temperaturas más altas tanto terrestres como oceánicas. La columna de vapor de agua total aumentó en los océanos mundiales en un 1,2 ± 0,3% por decenio (95% de límites de probabilidad) desde 1988 hasta 2004. Los cambios regionales observados se corresponden en pauta y cantidad con los cambios en la TSM y en el supuesto de un aumento casi constante de la humedad relativa en la ratio de mezcla del vapor de agua. El vapor de agua atmosférico adicional implica un aumento en la disponibilidad de humedad para las precipitaciones. {3.4}
El vapor de agua de la troposfera alta también aumenta. Debido a las importantes limitaciones, es difícil evaluar los cambios a largo plazo del vapor de agua en la troposfera alta, donde tiene importancia radiativa. Sin embargo, la información disponible en la actualidad muestra un aumento mundial de la humedad específica en la troposfera alta en los dos últimos decenios. (Gráfico RT.8). Estas observaciones se corresponden con el aumento de temperaturas observado y constituye un progreso a partir del TIE. {3.4}
El ENSO controla los cambios en las nubes. Las disminuciones (que no omnipresentes) del DTR continental coinciden con aumentos en la cantidad de nubes. Las observaciones de la superficie y los satélites no concuerdan con los cambios que origina el cambio de las nubes a nivel medio-bajo y total sobre los océanos. Sin embargo, los cambios en la radiación en la atmósfera superior desde la década de los 80 hasta la de los 90 (probablemente relacionada en parte con el fenómeno ENSO) se pueden relacionar con la disminución de la capa de nubes del nivel superior tropical. Estos cambios se corresponden con cambios en el balance de energía y en el contenido oceánico de calor observado. {3.4}
El “oscurecimiento mundial” no se extiende por todo el mundo y se detuvo después de 1990. Los informes sobre la disminución de la radiación solar en la Tierra a partir de 1970 hasta 1990 presentan influencia urbana. Además, la radiación solar aumenta desde aproximadamente 1990. El aumento creciente de aerosoles como consecuencia de las actividades humanas disminuye la calidad del aire regional y la cantidad de radiación solar que llega a la superficie terrestre. En zonas como las de Europa oriental, las observaciones recientes de inversión en la señal de este efecto vinculan los cambios de la radicación solar con mejoras simultáneas en la calidad del aire. {3.4}
Se han observado en muchas regiones extensas tendencias a largo plazo de la cantidad de precipitaciones desde 1900 hasta 2005 (Gráfico RT.9). Se ha observado un aumento significativo de las precipitaciones en zonas orientales de América del Norte y América del Sur, Europa septentrional y en Asia septentrional y central, así como sequedad en Sahel, el Mediterráneo, África meridional y zonas de Asia meridional. Las precipitaciones varían espacial y temporalmente por lo que no se han establecido tendencias de peso a largo plazo para otras regiones extensas. {3.3}
Se observan aumentos en fenómenos de precipitaciones fuertes. Es probable que hayan aumentado las precipitaciones fuertes (por ejemplo, por encima del percentil 95) en muchas regiones de la tierra a partir de aproximadamente 1950, incluso en las regiones donde se redujo la cantidad total de precipitaciones. Además, se ha registrado el aumento de fenómenos de precipitaciones menos comunes(uno en un período de retorno de 50 años), pero sólo algunas regiones cuentan con información suficiente para evaluar la fidelidad de tales tendencias. (véase Gráfico RT.10). {3.8}
Existen pruebas de observaciones del aumento de la intensidad de la actividad ciclónica tropical en el Atlántico Norte desde aproximadamente 1970. Esto corresponde con el aumento de la TSM tropical. Además, se indica el aumento de la intensidad de la actividad ciclónica tropical en otras regiones donde es mayor la preocupación por la calidad de la información. La variabilidad multidecenal y la calidad de los registros de ciclones tropicales previos a las observaciones de rutina de los satélites alrededor de 1970 complican la detección de tendencias a largo plazo de la actividad de los ciclones tropicales. Por ende, no existe una tendencia evidente de la cantidad anual de ciclones tropicales. Cálculos del potencial de destrucción de los ciclones tropicales muestran una tendencia ascendente importante a partir de mediados de 1970, con una tendencia hacia períodos de vida más largos y de mayor intensidad. Las tendencias también se manifiestan en la TSM, una variable importante conocida por su influencia en el desarrollo de los ciclones tropicales (véase Gráfico RT.11). Las variaciones del número de ciclones tropicales total se deben al fenómeno ENSO y a la variabilidad decenal, que además, provoca una redistribución de la cantidad y las trayectorias de las tormentas tropicales. La cantidad de huracanes en el Atlántico Norte se comportó por encima de lo normal (basado en 1981–2000) en nueve de los diez años del período de 1995 a 2005. {3.8}
Se observan sequías más intensas y largas en áreas más extensas, principalmente en los trópicos y subtrópicos a partir de 1970. Aunque existen diversas formas de medir la sequía, la mayoría de los estudios utiliza los cambios en las precipitaciones unidos a la temperatura. Estos cambios se deben al aumento de la sequedad debido a temperaturas más altas y a la disminución de las precipitaciones en la tierra. {3.3}