IPCC Fourth Assessment Report: Climate Change 2007
Informe del Grupo de Trabajo III - Mitigación del Cambio Climático

10. Gestión de desechos

Estado del sector, tendencias de desarrollo e implicaciones

La generación de desechos se relaciona con la población, riqueza y urbanización. Se estima que las tasas actuales mundiales de desechos post consumidor asciendan a 900–1300 Mt/año. Las tasas aumentaron en los últimos años, principalmente en países en desarrollo con rápido crecimiento demográfico, crecimiento económico y urbanización. En los países altamente desarrollados, constituye un objetivo actual desvincular la generación de desechos de las fuerzas impulsoras de la economía tales como el PIB, las tendencias recientes indican que las tasas per cápita de desechos post consumidor se encuentran en el máximo gracias al reciclaje, minimización de desechos, reutilización y otras iniciativas (acuerdo mediano, pruebas medianas) [10.1; 10.2].

El desecho post consumidor contribuye ligeramente a las emisiones mundiales de GEI (<5%), mientras que el CH4 de los vertederos representa >50% de las emisiones actuales. El CH4 y N2O de las aguas de desecho representan fuentes secundarias de emisiones. Además, emisiones menores de CO2 se derivan de la incineración de desechos que contienen carbono fósil. En general, existen grandes incertidumbres respecto a la cantidad de emisiones directas e indirectas y al potencial de mitigación en el sector de desechos, que se puede reducir mediante la recopilación y análisis de datos de manera sistemática y coordinada a escala nacional. No existen en la actualidad métodos de inventario para la cantidad de emisiones anuales de GEI derivadas de los desechos del transporte ni para las emisiones anuales de gases fluorinados de desechos sólidos (acuerdo alto, pruebas abundantes) [10.3].

Es importante señalar que el desecho post consumidor constituye una fuente de energía renovable que se puede explotar mediante procesos térmicos (incineración y combustión industrial), uso del gas de vertederos y uso del biogás de la digestión anaerobia. Los desechos tienen una ventaja económica sobre muchos recursos de biomasa porque se recogen a expensas públicas. El contenido energético de los desechos se puede explotar con más eficacia mediante los procesos térmicos: durante la combustión, se obtiene energía directamente de la biomasa (productos de papel, madera, tejidos naturales, alimentos) y de fuentes de carbono fósil (plástico, tejidos sintéticos). Si asumimos un valor promedio térmico de 9 GJ/t, los desechos mundiales contienen >8 EJ de la energía disponible, lo cual puede aumentar a 13 EJ (aproximadamente el 2% de la demanda energética primaria) para el año 2030 (acuerdo mediano, pruebas medianas) [10.1]. En la actualidad, más de 130 millones de toneladas/año de desechos se queman a escala mundial, lo que equivale a > 1 EJ/año. La recuperación del CH4 de los vertederos como fuente de energía renovable se comercializó hace más de 30 años con un valor actual de energía de >0,2 EJ/año. Junto con procesos térmicos, el gas de vertederos y el gas de el compostaje son fuentes importantes de energía suplementaria (acuerdo alto, pruebas abundantes) [10.1; 10.3].

Debido a las medidas complementarias (aumento del reciclaje y disminución de vertederos mediante el uso de tecnologías alternativas) y de recuperación del gas de vertederos, se han estabilizado las emisiones de CH4 de los vertederos en los países desarrollados. La selección de tecnologías de gestión de desechos maduras y a gran escala para evitar o reducir las emisiones de GEI en comparación con las tecnologías de los vertederos incluyen la incineración para obtención de energía a partir de residuos y procesos biológicos, tales como el compostaje o tratamiento mecánico-biológico (TMB). Sin embargo, en los países en desarrollo, las emisiones de CH4 de los vertederos aumentan a medida que se implementan prácticas anaerobias más controladas. Esto se cumple en zonas de urbanización vertiginosa donde los vertederos controlados proporcionan una estrategia de recolección de desechos más adecuada para el medio ambiente que los vertederos al aire libre, al reducir los vectores que transmiten enfermedades, olores tóxicos, combustión no controlada y emisiones contaminantes del aire, agua y suelo. Paradójicamente, aumentan las emisiones de GEI a medida que la producción aerobia de CO2 (mediante la quema y descomposición aerobia) se desplaza hacia producción anaerobia de CH4. En gran medida, esta es la misma transición a vertederos sanitarios que ocurrió en muchos países desarrollados durante 1950–1970. El aumento de las emisiones de CH4 se puede mitigar mediante la introducción acelerada de la recuperación de gas, asistida por mecanismos del Protocolo de Kyoto tales como el MDL e Implementación Conjunta (IC). A finales de octubre de 2006, los proyectos de recuperación del gas de vertederos representaron el 12% del promedio anual de las Reducciones Certificadas de Emisiones (RCE) en el marco del MDL. Además, se pueden implementar estrategias alternativas de gestión de desechos tales como el reciclaje y compostación en los países en desarrollo. El compostaje puede representar una alternativa asequible y sostenible para los vertederos, principalmente donde se aplican estrategias de poca tecnología e intensivas en cuanto a mano de obra a flujos de desechos biodegradables seleccionados (acuerdo alto, pruebas abundantes) [10.3].

Las iniciativas de reciclaje, reutilización y minimización de desechos, en el sector público y privado, reducen indirectamente las emisiones de GEI al disminuir el volumen de desechos que se necesitan recolectar. Dependiendo de las regulaciones, políticas, mercados, prioridades económicas y restricciones locales, los países desarrollados implementan tasas elevadas de reciclaje para conservar los recursos, eliminar el uso de combustibles fósiles y evitar la generación de GEI. En la actualidad, no se puede calcular la tasa mundial de reciclaje debido a las diferentes líneas de base y definiciones. Sin embargo, se han logrado reducciones locales de >50%. El reciclaje se puede realizar en muchos países para lograr reducciones adicionales. En los países en desarrollo, la recogida de desechos y el reciclaje informal constituyen prácticas comunes. Mediante actividades de reciclaje diferentes y a pequeña escala, las personas que se ganan la vida con la gestión descentralizada de los desechos pueden reducir considerablemente el volumen de desechos que necesita soluciones más centralizadas. Los estudios indican que las actividades de reciclaje de poca tecnología también pueden generar empleos mediante microfinanciación creativa y otras inversiones a pequeña escala. El reto es proporcionar condiciones de trabajo más seguras y saludables que las experimentadas actualmente por los recolectores de desechos en vertederos no controlados (acuerdo mediano, pruebas medianas) [10.3].

En cuanto a las aguas residuales, solamente el 60% de la población mundial tiene cobertura sanitaria (alcantarillado). Para el tratamiento de las aguas residuales, aproximadamente el 90% en los países desarrollados, pero menos del 30% en los países en desarrollo, tienen un sistema sanitario desarrollado (incluido alcantarillado y tratamiento de aguas residuales, tanques sépticos o letrinas). Además de la mitigación de los GEI, el perfeccionamiento de la gestión de aguas residuales proporciona una amplia gama de beneficios conjuntos en la salud y el medio ambiente (acuerdo alto, pruebas abundantes) [10.2; 10.3].

Con referencia a la gestión de desechos y aguas residuales en los países desarrollados, dos factores fundamentales del desarrollo sostenible son la falta de recursos financieros y la selección de tecnologías verdaderamente sostenibles y adecuadas para un escenario específico. En muchos países en desarrollo representa un coste considerable implementar la recolección de desechos y aguas residuales, transporte, reciclaje, tratamiento y gestión de residuos. Sin embargo, la implementación de infraestructuras sostenibles de desechos y aguas residuales produce rentabilidades múltiples para ayudar en la ejecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) mediante la mejora de la salud pública, la conservación de los recursos hídricos y la reducción de los vertidos no tratados hacia el aire, superficie del agua, aguas subterráneas, suelos y zonas costeras (acuerdo alto, pruebas abundantes) [10.4].