Políticas integradas y no climáticas que afectan a las emisiones de gases de efecto invernadero
La adopción de prácticas de mitigación a menudo se deberá en gran medida a objetivos no relacionados directamente con el cambio climático. Esto provoca respuestas de mitigación diferentes entre regiones y contribuye a incertidumbres en las estimaciones del potencial de mitigación mundial futuro. Las políticas más eficaces para reducir las emisiones pueden ser aquellas que también logran otras metas sociales. Algunas políticas de desarrollo rural puestas en práctica para luchar contra la pobreza, tales como la gestión de recursos hídricos y la agrosilvicultura, tienen sinergia con la mitigación (acuerdo mediano, pruebas limitadas). Por ejemplo, la agrosilvicultura que se realiza para producir combustible de la madera o para proteger los ingresos de las fincas agrícolas de la variación climática también puede aumentar el secuestro de carbono. En muchas regiones, las opciones de mitigación agrícola reciben una mayor influencia de políticas no climáticas, incluidas políticas macroeconómicas, agrícolas y del medio ambiente. Tales políticas se basan en convenciones de las Naciones Unidas (por ejemplo, Biodiversidad y Desertificación), pero a menudo las cuestiones nacionales o regionales las impulsan. Entre las políticas no climáticas más rentables se encuentran las que promueven el uso sostenible de los suelos, agua y otros recursos agrícolas, puesto que ayudan a aumentar las reservas de carbono en el suelo y minimizar el desecho de recursos (energía, fertilizantes) (acuerdo alto, pruebas medianas) [8.7].
Beneficios conjuntos de las políticas de mitigación de gases de efecto invernadero
Algunas prácticas agrícolas sólo tienen resultados favorables, pero la mayoría implican compensaciones recíprocas. Los ecosistemas agrícolas son complejos. Los beneficios conjuntos y compensaciones recíprocas de cualquier práctica agrícola pueden variar de un lugar a otro debido a las diferencias en el clima, suelo o la forma en que se adopta la práctica (acuerdo alto, pruebas medianas).
Por ejemplo, al producir bionergía, si la fuente de alimentación son los desechos de cultivos, la materia orgánica del suelo se puede agotar al retornar menos cantidad de carbono y esto reduciría la calidad del suelo. Si por el contrario, la fuente de alimentación es un cultivo perenne con raíces densas, la materia orgánica del suelo se renovaría y esto mejoraría la calidad del suelo.
Muchas actividades de mitigación agrícola muestran sinergia con los objetivos del sostenibilidad. Es probable que las políticas de mitigación que promueven el uso eficiente de fertilizantes, mantienen el carbono de los suelos y mantienen la producción agrícola tengan la mayor sinergia con el desarrollo sostenible (acuerdo alto, pruebas medianas).
Por ejemplo, el aumento del carbono en el suelo puede, además, mejorar la seguridad de alimentos y los ingresos económicos. Otras opciones de mitigación tienen impactos menos seguros sobre el desarrollo sostenible. Por ejemplo, el uso de algunas enmiendas orgánicas puede mejorar el secuestro de carbono, pero los impactos en la calidad del agua pueden variar en dependencia de la enmienda. Los beneficios conjuntos a menudo se deben a la mejora de la eficacia, la reducción de costes y los beneficios conjuntos para el medio ambiente. Entre los perjuicios se incluyen: competencia por la tierra, producción agrícola reducida y factores de estrés medioambiental (acuerdo mediano, pruebas limitadas) [8.4.5].