4. Sector de suministro energético
Estado del sector y desarrollo hasta el año 2030
La demanda mundial de energía continúa creciendo, pero con diferencias regionales. El crecimiento medio anual del consumo mundial de energía primaria fue del orden de 1,4% anual durante el período 1990–2004. Esta cifra es menor que la de los dos decenios anteriores debido a la transición económica en Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central, pero el consumo energético actual vuelve a aumentar en esa región (Gráfico RT.12) (acuerdo alto, pruebas abundantes) [4.2.1].
En muchos países en desarrollo tiene lugar un rápido crecimiento del consumo energético per cápita. África es la región de más bajo consumo per cápita. El aumento de los precios del petróleo y gas comprometen el acceso a la energía, la equidad y el desarrollo sostenible de los países más pobres e interfiere con los objetivos de reducción de la pobreza que, a su vez, implican mejoras en el acceso a la electricidad, combustibles modernos para cocción y calefacción y transporte.(acuerdo alto, pruebas abundantes) [4.2.4].
Aumentó de manera sostenida el consumo total de combustibles fósiles en los tres últimos decenios. Continúa creciendo el consumo energético nuclear, aunque a un ritmo menor que en el decenio de 1980. Se mantiene relativamente estático el consumo de grandes cantidades de energía hidroeléctrica y geotérmica. En el período de 1970–2004, la porción de combustibles fósiles disminuyó de un 86% a un 81%. El consumo energético solar y eólico crece con rapidez, pero sobre una base muy baja (Gráfico RT.13) (acuerdo alto, pruebas abundantes) [4.2].
La mayoría de los escenarios de continuidad (business-as-usual, BAU) indican un crecimiento continuo de la población mundial (aunque a niveles más bajos que los previstos hace decenios) y del PIB, lo que aumentaría considerablemente la demanda energética. Se prevé que las altas tasas de crecimiento en la demanda energética de Asia (3,2% por año 1990–2004) se mantengan y se satisfagan por medio de los combustibles fósiles (acuerdo alto, pruebas abundantes) [4.2].
La escasez absoluta de combustibles fósiles a escala mundial no es un factor importante al considerar la mitigación del cambio climático. La producción de petróleo convencional alcanzará un pico con el tiempo, pero no se sabe con exactitud cuándo y qué repercusión tendrá. El gas natural convencional contiene más energía que el petróleo convencional pero, al igual que el petróleo, el gas no está distribuido uniformemente por todo el planeta. En el futuro, la falta de seguridad en los suministros de petróleo y gas en los países consumidores puede producir un cambio hacia el carbón, la energía nuclear y/o energía renovable. Existe, además, una tendencia hacia portadores de energía más eficaces y convenientes (electricidad y combustibles líquidos y gaseosos) en vez de sólidos (acuerdo alto, pruebas abundantes). [4.3.1]
En todas las regiones del mundo, aumentó el énfasis en la seguridad del suministro a partir del Tercer Informe de Evaluación (TAR). Esto se une a la reducción de inversiones en infraestructura, el aumento de la demanda mundial, la inestabilidad política en zonas claves y las amenazas de conflictos, el terrorismo y episodios meteorológicos extremos. Nuevas inversiones en infraestructura energética en países en desarrollo y mejoras de capacidad en países desarrollados abren una ventana de oportunidades para explotar los beneficios conjuntos de las opciones en la combinación energética a fin de reducir las emisiones de GEI desde los niveles en los que, de otra manera, se encontrarían (acuerdo alto, pruebas abundantes) [4.2.4; 4.1].
El problema para muchos gobiernos radica en la mejor manera de satisfacer la siempre creciente demanda de servicios energéticos fiables a la vez que reducen los costes económicos para sus electores, asegurando la seguridad energética, reduciendo la dependencia de importaciones de fuentes de energía y minimizando las emisiones de los GEI asociados y otros contaminantes. La selección de los sistemas de suministro energético para cada región del planeta dependerá de su desarrollo, infraestructura existente y costes comparativos locales de los recursos energéticos disponibles (acuerdo alto, pruebas abundantes) [4.1].
Si los precios de los combustibles fósiles se mantienen altos, la demanda puede disminuir temporalmente hasta que otras reservas de hidrocarburos en forma de arena petrolífera, pizarra bituminosa, carbón licuado, gas natural o de petróleo licuado, etc. sean viables comercialmente. Si esto ocurre, aumentarán aún más las emisiones a medida que aumenta la intensidad de carbono, a no ser que se aplique la captura y almacenamiento del dióxido de carbono (CAC). A raíz del aumento de las preocupaciones sobre la seguridad energética y el aumento reciente de los precios del gas, existe un creciente interés por plantas energéticas de carbón nuevas y más eficientes. Una cuestión importante para las futuras emisiones de GEI es cuán rápido se equiparán las plantas nuevas de carbón con la tecnología CAC, lo cual elevará los costes de la electricidad. Si resulta más eficiente, desde el punto de vista de los costes, construir plantas «listas para la captura» que remodelar plantas o construir una planta nueva con la integración de CAC depende de las suposiciones económicas y técnicas. Si continúan los precios altos de los combustibles fósiles, se puede activar el aumento en el uso de energía nuclear y/o renovable, aunque la fugacidad de los precios será un freno para los inversores. Las inquietudes sobre la seguridad, la proliferación de armas y los desechos siguen siendo trabas para la energía nuclear. El hidrógeno podría contribuir también como un portador de energía con bajas emisiones de carbono, en dependencia de la fuente de hidrógeno y la absorción exitosa de CAC para la producción de hidrógeno a partir de carbón o gas. La energía renovable se puede usar bien de manera repartida o bien necesitará estar concentrada para satisfacer las intensas demandas energéticas de ciudades e industrias, porque, al contrario de las fuentes de combustibles fósiles, las fuentes de energía renovable están ampliamente distribuidas con bajos retornos de energía por área de explotación (acuerdo mediano, pruebas medianas) [4.3].
Si continúa el aumento de la demanda energética según la trayectoria actual, una infraestructura y sistema de conversión perfeccionados necesitarán, para el año 2030, una inversión acumulativa de más de USD2005 20 billones (20 X 1012). A modo de comparación, el total de la inversión de capital de la industria energética mundial asciende en la actualidad a 300 millardos de USD por año (300 X 109) (acuerdo mediano, pruebas medianas) [4.1].