RT.5.2 Interrelación entre adaptación y mitigación
Tanto la adaptación como la mitigación pueden ayudar a reducir los riesgos del cambio climático para la naturaleza y la sociedad.
Sin embargo, sus efectos varían dependiendo del tiempo y el lugar. La mitigación tendrá beneficios mundiales, pero -debido a los tiempos de retraso en los sistemas climáticos y biofísicos- estos serán perceptibles apenas a mediados del siglo XXI aproximadamente [RRP del CIE del GTI]. Los beneficios de la adaptación tienen fundamentalmente un alcance de local a regional, y pueden ser inmediatos, sobre todo si estos abordan también las vulnerabilidades a las condiciones climáticas actuales [18.1.1, 18.5.2]. Debido a estas diferencias entre adaptación y mitigación, las políticas en materia de clima no deben ceñirse a una selección entre adaptarse al cambio climático y mitigarlo. Para enfrentar las vulnerabilidades claves al cambio climático, es necesario lograr la adaptación porque incluso los esfuerzos de mitigación más estrictos no podrán evitar el avance del cambio climático en las próximas décadas. La mitigación es necesaria porque el depender sólo de la adaptación podría conducir finalmente a una magnitud tal del cambio climático para la cual una adaptación eficaz sería únicamente posible a un coste social, ambiental y económico muy elevado.
Muchos impactos pueden evitarse, reducirse o retrasarse con la mitigación.
En la actualidad, se ha completado una pequeña cantidad de evaluaciones de impacto para escenarios en los que las concentraciones futuras de gases de efecto invernadero en la atmósfera serían estables. Si bien estos estudios no toman en cuenta totalmente las incertidumbres del clima previstas bajo condiciones de estabilización –por ejemplo, la sensibilidad de los modelos climáticos a los forzamientos-, ellos señalan indicaciones de daños evitados o vulnerabilidades y riesgos reducidos por las diferentes cantidades de reducción de las emisiones [2.4, T20.6].
Asimismo, en la actualidad se cuenta con una mayor cantidad de información acerca del momento en que -dentro de una gama de aumentos de temperaturas- pueden ocurrir determinadas cantidades de impactos. Ello permite interferir en las proporciones del aumento de la temperatura asociadas con determinados impactos. La Tabla RT.3 ilustra el cambio de la temperatura media mundial para tres períodos (las décadas de 2020, 2050 y 2080), para varias vías alternativas de estabilización y para tendencias de emisiones asumidas según los diferentes escenarios del IE-EE. Las referencias hechas a las Tablas RT.3 y RT.4 ofrecen una idea de los impactos que podrían evitarse para determinadas variaciones en los cambios de temperatura.
Una cartera de medidas de adaptación y mitigación puede disminuir los riesgos asociados al cambio climático.
Incluso los esfuerzos de mitigación más denodados no pueden evitar más impactos del cambio climático en las próximas décadas, lo que hace que la adaptación sea esencial, sobre todo al abordar los impactos en el corto plazo. A largo plazo, probablemente el cambio climático no mitigado superaría la capacidad adaptativa de los sistemas naturales, ordenados y humanos [20.7].
Esto hace pensar en el valor de una cartera o combinación de estrategias en la que se incluyan la mitigación, la adaptación, el desarrollo tecnológico (para que potencie tanto la adaptación como la mitigación) y la investigación (sobre la ciencia del clima, los impactos, la adaptación y la mitigación). En esas carteras se podrían combinar políticas con enfoques basados en los incentivos y acciones a todos los niveles por parte del ciudadano a título individual a través de los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales [18.1, 18.5].
Estas acciones incluyen opciones tecnológicas, institucionales y conductuales, la introducción de instrumentos económicos y políticos para estimular el uso de estas opciones, y la investigación y desarrollo para reducir la incertidumbre y ampliar la eficacia y eficiencia de las opciones [18.4.1, 18.4.2]. Muchos actores diferentes participan en la implementación de estas acciones, operando a diferentes escalas espaciales e institucionales. La mitigación incluye de manera primordial los sectores de la energía, el transporte, la industria, el residencial, la silvicultura y la agricultura, mientras los actores inmersos en la adaptación representan una amplia variedad de intereses sectoriales, incluidos la agricultura, el turismo y el ocio, la salud humana, el abastecimiento de agua, la gestión costera, la planificación urbanística y la conservación de la naturaleza [18.5, 18.6].
Una forma de elevar la capacidad adaptativa es introducir el análisis de los impactos del cambio climático en la planificación del desarrollo [18.7] mediante, por ejemplo:
- la inclusión de medidas de adaptación en la planificación del uso de la tierra y el diseño de infraestructuras [17.2];
- la inclusión de medidas para reducir la vulnerabilidad en las estrategias destinadas a reducir el riesgo existente de desastres [17.2, 20.8]
Las decisiones sobre adaptación y mitigación se toman dentro de una gama de diferentes niveles.
Entre estos niveles se puede incluir las familias y agricultores independientes, empresas privadas y organismos de planificación nacional. Para una mitigación eficaz se necesita la participación de todos los grandes emisores de gases de efecto invernadero a nivel mundial, mientras que, en la mayoría de los casos, la adaptación tiene lugar a niveles regional y nacional. Los beneficios de la mitigación tienen un alcance mundial, mientras sus costes y beneficios auxiliares se generan a nivel local. Tanto los costes como los beneficios de la adaptación tienen lugar a nivel local, por lo general [18.1.1, 18.4.2]. Por consiguiente, la mitigación está motivada primordialmente por acuerdos internacionales y la aplicación de políticas públicas nacionales, mientras que la adaptación está motivada, sobre todo, por acciones privadas de las entidades afectadas y por acuerdos de carácter público alcanzados por las comunidades impactadas [18.1.1, 18.6.1].
La interrelación entre la adaptación y la mitigación puede existir en todos los niveles de toma de decisiones.
Las acciones de adaptación pueden tener efectos de mitigación (generalmente no deseados) positivos o negativos, a la vez que las acciones de mitigación pueden tener efectos de adaptación (generalmente no deseados también) positivos o negativos [18.4.2, 18.5.2]. Un ejemplo de una acción de adaptación con un efecto de mitigación negativo puede ser el uso del aire acondicionado (si la energía que se requiere se obtiene a partir de combustibles fósiles). Un ejemplo de acción de mitigación con un efecto de adaptación positivo pudiera ser la forestación de las laderas de las montañas, que no sólo retiene el carbono sino que también controla la erosión del suelo. Otros ejemplos de estas sinergias entre la adaptación y mitigación pueden ser la electrificación rural basada en fuentes de energía renovable, la siembra de árboles en ciudades para reducir el efecto de isla de calor y el desarrollo de sistemas agroforestales [18.5.2].
El análisis de la interrelación entre la adaptación y la mitigación puede revelar vías para promover la aplicación efectiva de acciones de adaptación y mitigación.
La creación de sinergias entre la adaptación y la mitigación puede aumentar la relación coste-eficacia de las acciones y hacerlas más atractivas a posibles financiadores y a otros agentes con capacidad de decisión (véase Tabla RT.7). Sin embargo, las sinergias no ofrecen ninguna garantía de que los recursos se utilicen de la manera más eficiente cuando se intenten reducir los riesgos del cambio climático. Asimismo, las acciones esenciales sin efectos sinérgicos podrían pasarse por alto si la creación de sinergias se convierte en un criterio dominante para la toma de decisiones [18.6.1]. Existen oportunidades para las sinergias en algunos sectores (por ejemplo, la agricultura, la silvicultura, la construcción de edificaciones e infraestructuras urbanas), pero éstas se encuentran bastante limitadas en muchos otros sectores relevantes para el clima [18.5.2]. La falta de información conceptual y empírica que considere de manera explícita la adaptación y la mitigación dificulta la evaluación de las necesidades y el potencial de las sinergias a la hora de trazar políticas en materia de clima [18.7].
Tabla RT.7. Relaciones entre adaptación y mitigación [F18.3]. ONGA = Organización No Gubernamental Ambiental; MDL = Mecanismo de Desarrollo Limpio; EEM = Evaluación de los Ecosistemas del Milenio.
Escala | Adaptación Mitigación | Mitigación Adaptación | Decisiones paralelas que afectan a la adaptación y a la mitigación | Equilibrio y sinergias entre la adaptación y la mitigación |
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Mundial/política | Toma de conciencia de que los límites a la adaptación motivan la mitigación; por ejemplo, lobby en materia de política que realizan las ONGA | El comercio teniendo en cuenta los MDL obtiene fondos para la adaptación mediante recargos | Asignación de fondos de la EEM o del Fondo Especial para el Cambio Climático | Evaluación de los costes y beneficios de la adaptación y la mitigación al establecer metas para la estabilización |
Regional/ estrategia natural /planificación sectorial | La planificación de las cuencas (por ejemplo, energía hidroeléctrica) y la cubierta vegetal afectan las emisiones de gases de efecto invernadero | Él impuesto sobre el uso de combustibles fósiles aumenta el coste de adaptación debido a los precios más elevados de la energía | La capacidad nacional, por ejemplo, la auto evaluación, apoya la adaptación y la mitigación en la integración de políticas | Sensibilidad de los proyectos de prueba a las políticas sobre mitigación, al coste social del carbono y a los impactos climáticos |
Local/Acciones biofísicas comunitarias e individuales | El uso mayor del aire acondicionado (viviendas, oficinas, transporte) aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero | La retención del carbono afecta a la subsistencia | Las autoridades de planificación locales aplican criterios relacionados con la adaptación y la mitigación en cuanto a la planificación del uso de la tierra | Evaluación empresarial integrada de la exposición a las políticas sobre mitigación y los impactos climáticos |
Recuadro RT.7. Capacidad adaptativa a múltiples elementos de estrés en la India.
La capacidad adaptativa al cambio climático no está distribuida de manera equitativa entre los países ni dentro de ellos. En la India, por ejemplo, tanto el cambio climático como la liberalización del comercio están cambiando el contexto de la producción agrícola. Algunos agricultores pueden adaptarse a estas condiciones cambiantes, entre las que se incluyen fenómenos diferenciados como la sequía y los rápidos cambios de los precios de los productos básicos, pero otros no logran hacerlo. La identificación de las regiones donde es probable que ambos procesos tengan resultados negativos constituye un primer paso para identificar las opciones y limitaciones para adaptarse a las condiciones cambiantes [17.3.2].
La Figura RT.17 muestra la vulnerabilidad regional al cambio climático como una combinación de capacidades adaptativas y sensibilidad climática expuestas al cambio climático. Las partes sombreadas superpuestas indican las regiones que están doblemente expuestas, debido a la alta vulnerabilidad al cambio climático y a la liberalización del comercio. Los resultados de este mapa muestran mayores niveles de resistencia en los distritos ubicados a todo lo largo de la llanura indo gangética (excepto en el estado de Bihar), las regiones sur y este, y menor resistencia en el interior del país, sobre todo en los estados de Bihar, Rajasthan, Madhya Pradesh, Maharashtra, Andhra Pradesh y Karnataka [17.3.2].
Para tomar decisiones sobre el equilibrio entre los beneficios locales inmediatos de la adaptación y los beneficios mundiales a un plazo más largo de la mitigación se necesitaría información sobre los costes y beneficios en el tiempo de las acciones.
Por ejemplo, una cuestión pertinente sería determinar si con las inversiones en adaptación se ganaría tiempo para la mitigación o no. Los modelos integrados de evaluación mundial brindan estimaciones aproximadas sumamente alteradas sobre los costes y beneficios. Las complejidades de la interrelación entre adaptación y mitigación se hacen más patentes a niveles más detallados de análisis y aplicación [18.4.2]. Estas complejidades -incluido el hecho de que la adaptación y la mitigación operan a escalas espaciales, temporales e institucionales diferentes e incluyen diferentes actores con diferentes intereses y creencias, sistemas de valores y derechos de propiedad- constituyen un reto para la aplicación práctica de un equilibrio que va más allá de la escala local. En particular, el concepto de una “mezcla óptima” entre adaptación y mitigación resulta problemático, toda vez que es usual que éste asuma que hay un balance de cero para la adaptación y la mitigación, y que sería posible captar los intereses individuales de todos los que estarán afectados por el cambio climático, ahora y en el futuro, dentro de una medida agregada mundial de bienestar [18.4.2, 18.6.1].
Las capacidades adaptativas y de mitigación de las personas están motivadas por grupos de factores similares.
Estos factores representan una capacidad de respuesta generalizada que puede movilizarse durante la prestación de la adaptación o la mitigación. A su vez, la capacidad de respuesta depende de las vías de desarrollo de la sociedad. El fortalecimiento de la capacidad de respuesta de la sociedad mediante el logro de vías de desarrollo sostenible es, por consiguiente, una vía de promover tanto la adaptación como la mitigación [18.3]. Ello facilitaría la aplicación práctica de ambas opciones, así como su generalización en la planificación y desarrollo sectoriales. Si las políticas sobre clima y el desarrollo sostenible no se buscan de manera integrada, entonces será importante no sólo evaluar las opciones de políticas específicas que pudieran lograr ambos objetivos, sino también explorar los elementos determinantes de la capacidad de respuesta que dan lugar a esas opciones, habida cuenta de que ellas se relacionan con las vías que sirven de base al desarrollo socioeconómico y tecnológico [18.3, 18.6.3].